Los comienzos del velero Galatea



Lo que aquí sucederá es el nacimiento, vida, muerte y resurgir de sus cenizas de un buque que nació para mercante, vivió como Escuela de Maniobra de la Armada Española y, abocado a su más letal abandono, sucumbió en un apartado muelle de Sevilla. Antes de ser convertido en chatarra fue rescatado de la más humillante indignidad para que hoy en día su figura recorte el horizonte de la tierra escocesa que le vio nacer y cuyos habitantes nunca se olvidaron de aquel hijo pródigo.
Lo que más adelante se contará no son situaciones ficticias, es pura realidad; momentos anclados en el tiempo traducidos en impresiones, alegrías y tristezas, vividas y contadas por quienes formaron parte de sus dotaciones. Sin ellas y su pasión encendida por el Galatea nunca hubiese sido posible dar a conocer estos retazos de su historia

Todo comienza con un grupo de marinos que dieron unos años de su vida por un ideal lleno de prometedoras aventuras. Pasado el tiempo se vuelven a encontrar tierra adentro hilvanando una explosión de historias ya casi borradas por el tiempo; un bendito temporal de prosa desatado en este mar de recuerdos. La calma chicha en la que se encontraba nuestro velero ha dado paso a una maravillosa galerna, y nosotros, anclados en el pasado pero llenos de vivencias, nos amarramos al andarivel para no perder contacto con cubierta y rescatar las vivencias del velero.
Llenos de ilusión y alegría queremos vivir esta travesía en la que hemos contado con algunos nostálgicos del Galatea que, con la disposición y diligencia que les caracteriza, consiguen que vivamos momentos muy queridos para todos nosotros. En una vida que poco a poco se diluye miras atrás y contemplas gozoso cómo la estela que vas dejando a popa, en vez de confundirse con el mar, toma vida y queda imborrable entre las aguas para que marinos en tierra puedan escudriñar su camino.
Hace ya algunos años comenzamos a conocernos y a intercambiar entre nosotros las peripecias a bordo del velero, en la mar y en tierra, en la alegría y en la tristeza, traduciéndose en las narraciones que se pueden leer en los comentarios del Blog : Buque Escuela de Maniobra Galatea.

Esas sigladuras anteriores, dieron como fruto de la mano de Alberto Vera Meizoso un libro con el nombre Leyenda del Galatea y una colisión en el Mar sin Nombre, donde participaron Jose Castrillon Mesa, Miguel Gómez Ruiz y Arminio Sánchez Mora. A partir del año 2008 se comenzó a rescatar al Galatea a través de algunos blog que han ido desembocando en el actual, el cual se cita anteriormente.
Intentaremos recoger los mejores comentarios, aquellos que realmente den a conocer el día a día de aquellos valientes especialistas que se vieron abocados a estar tomando el pulso a la cubierta del Galatea, que constantemente se movía bajo sus descalzos pies.

Reseña histórica del Galatea
El Galatea, fue un buque escuela de la Armada española, a la que perteneció desde 1922 hasta 1982. Fue construido a finales del siglo XIX en Glasgow. Antes de pertenecer a la Armada, recibió los nombres de Glenlee., Islamount y Clarastella y, se usó como buque mercante. En la actualidad se ncuentra conservado en Glasgow, localidad donde fue construido.
Fue botado con aparejo de bricbarca o corbeta de tres palos, el 3 de diciembre de 1896 con el nombre de Glenlee, en los astilleros Bay Yard en Port Glasgow. Era uno de los diez veleros de igual diseño construidos para la empresa de transporte marítimo Archibald Sterling & Co. Ltd. Fue destinado al transporte de grano, y viajó durante dos años desde el Reino Unido al océano Pacífico, principalmente a Nueva Zelanda y Australia.

Posteriormente, fue vendido en marzo de 1898 a la empresa de Dundee Islamount Sailing Ship Company Ltd. con la cual, continuó realizando las mismas rutas rebautizado como Islamount. En 1905 pasó a ser propiedad de la empresa de de Liverpool Richard Thomas&Co. Más tarde, fue requisado por la Royal Navy en 1918 durante la Primera Guerra Mundial, realizó en octubre de 1919 su último viaje bajo bandera británica, desde Java a Cette en Francia.

Fue adquirido por la Società di Navigazione "Stella d'Italia" (Milán), y registrado en Génova, que lo utilizó como buque mercante en el Mediterráneo, destino en el que, permaneció por espacio de tres años con el nombre de Clarastella. Durante su estancia en la empresa genovesa, se le instalaron dos motores diésel de 450 CV y dos hélices de tres palas que le proporcionan una velocidad de 8 nudos y se le dotó de instalación eléctrica.

La Ley Miranda, contemplaba la adquisición de dos buques-escuela por lo que en 1922 se adquirieron en Italia dos motoveleros. El Augustella botado en 1892 con el nombre de Jodanhill y el Clarastella. Tras 26 años de historia, más de 5.000 días de mar, cuatro viajes de circunnavegación y 16 travesías del Cabo de Hornos, entró este motovelero, en la historia de España, tras el pago de 650.000 pesetas. El mal estado del Augustella impidió su transformación, por lo que acabó como pontón, sin maquinaria, con el nombre de Minerva, y se autorizó la construcción de un nuevo navío, que acabaría siendo el Juan Sebastián Elcano. Tras revisión en el Astillero de Cantieri Navale, zarpó hacia España y entró en Cartagena bajo bandera española y rebautizado el 14 de diciembre de 1922 con el nombre de Galatea, en memoria de la nereida Galatea.

Fue trasladado a los astilleros Echevarrieta y Larrinaga de Cádiz, donde se le transformó en buque-escuela de Guardiamarinas, con un coste de 1 millón de pesetas, según contrato firmado el 30 de abril de 1923. El aparejo permaneció prácticamente igual, salvo el añadido de un botalón para una vela cangrejo, no así el casco, en el que se le instaló un puente de mando abierto a proa del trinquete, con rueda y telégrafos de máquinas, se prolongó la toldilla hasta la base del mástil donde se instalaron los botes salvavidas. Se vertió cemento en la sobrequilla como lastre a fin de bajar la línea de flotación para tener una altura adecuada entre el centro de gravedad y el metacentro transversal con la intención de aumentar su altura metacéntrica para mejorar sus condiciones marineras.

También se le dotó de cuatro cañones de 6 pulgadas para realizar las salvas de ordenanza y de unos austeros alojamientos para los guardiamarinas. Comenzó en 1925 sus viajes de instrucción, junto al Carlos V y a la ya antigua corbeta Nautilus, asignado a la formación de los futuros oficiales de la armada. En 1928 fue relevado por el buque de nueva construcción, Juan Sebastián Elcano en las tareas de formar a los oficiales. Tras el cambio de los motores por otros más potentes de 800 CV., fue asignado a la escuela de aprendices marineros especialistas como buque escuela de maniobra.




El 18 de julio de 1936 estalló la Guerra Civil Española, mientras estaba en la mar con 49 guardiamarinas y 160 marineros. Consiguió llegar a Ferrol evitando a las fuerzas gubernamentales. Durante la Segunda Guerra Mundial, fue seguido durante horas por un submarino alemán que navegaba cerca de su banda de estribor. Durante esos años llevaba en sus amuras y aletas, grandes banderas de España pintadas para distinguirse como buque neutral entre los buques de los países enfrentados en la contienda.

Durante la postguerra el número de aprendices descendió y el barco llegó a navegar con solo ocho estudiantes según consta en un parte de operaciones del año 1941. A partir de 1946 el número de alumnos creció de nuevo y comenzaron las travesías por el Atlántico y por el Mar del Norte y visitas a puertos como los de San Juan de Puerto Rico, Savannah o Nueva York.
El 3 de octubre de 1946, le sorprendió una fuerte borrasca con vientos de 175 km/h a la altura de las Azores, hechos narrados literalmente del cuaderno de bitácora del comandante del velero, en el libro Buque Escuela Galatea: "un guiño al pasado".  En este temporal quedó totalmente desarbolado, con la sala de máquinas inundada y una escora de 42º. Con vientos de más de 100 km/h consiguió, con las bombas de achique dando toda su capacidad, recalar en Santa Cruz de Tenerife en pésimo estado, tras lo cual, fue preciso realizar reparaciones antes de salir de nuevo al mar.

En 1954 le alcanzó un huracán cerca de Nueva York, en el que perdió 7 de sus velas y varios miembros de su dotación sufrieron fracturas de diversa consideración, el cual se describe con exactitud por un tripulante que con sus propios ojos fue testigo de lo sucedido y que colabora en el Bog Buque Escuela de Maniobra Galatea, también y contado por él se narra en la novela Aleta de tiburón ( a bordo del Galatea ).
Su último viaje como buque escuela, lo efectuó el 15 de diciembre de 1959, tras lo cual, quedó amarrado en el arsenal de Ferrol como pontón escuela de maniobra hasta su baja en la armada en 1969 tras 47 años de servicio en la armada española y 73 de vida, momento en que fue trasladado a La Graña donde permaneció amarrado hasta 1.981 como buque escuela estático de la Escuela de Maniobras de la Armada. La Armada no se decidía a ordenar su desguace ante el cúmulo de voces que se oponían al mismo. Del viejo buque fueron desapareciendo cosas como sus portillos de bronce, la placa de bronce que adornaba la cámara del comandante, motones, cabilleros y otras piezas que emprendieron caminos desconocidos.


En septiembre de 1981, debido a su mal estado, tuvo que ser desalojado definitivamente hasta que en julio de 1982 se realizaron en Bazán diversas reparaciones en las planchas del casco, aunque sin poder observar las planchas de hierro que estaban cubiertas por el cemento del lastre. Por esas fechas, Sevilla, Barcelona, Santander, Palma de Mallorca y Ferrol, se interesaron por el buque. Finalmente, se optó por la idea del Almirante Martín Viniegra de adaptarlo como centro de comunicaciones de la Expo 92 de Sevilla, con amarre junto a la Torre del Oro. A finales de 1985, en penosas condiciones, fue trasladado a Sevilla donde todos los proyectos de rehabilitación, quedaron en nada, por estimarse muy alto el coste de su reparación.

En un total estado de abandono en la dársena del Guadalquivir, al pie del Puente del V centenario, sufrió dos incendios, uno de los cuales, destruyó la toldilla completamente, fue refugio de mendigos y fue expoliado por coleccionistas y chatarreros, que al robar las válvulas de cobre de los machos del fondo, provocaron su hundimiento, tras lo cual, quedo posado sobre el lecho del río. La Armada lo reflotó y permaneció amarrado en el Muelle del Cemento a la espera de un rápido desguace. En esta situación, se decidió su venta en pública subasta, que no pudo adjudicarse el 26 de febrero de 1992, por problemas legales. 

A los 95 años de su botadura, fue adquirido para su ciudad de origen, por medio de suscripciones pulares y otros sistemas que facilitaron su adquisición a través de Hamis Hardie en nombre de Clyde Maritime Trust de Glasgow en una segunda subasta el 30 de junio de 1992, por un precio de 8 millones de pesetas.
Después de unos trabajos imprescindibles para la navegación y de una inspección realizada por la Sociedad de Salvamento de Londres, se le extendió un certificado que autorizaba su remolque hasta Escocia. Se realizó su traslado a remolque hasta Greenock, entre los días 1 de junio y 9 de junio de 1993, con una tripulación compuesta por tres voluntarios. ( se puede ver el video en el blog Buque Escuela de Maniobra Galatea ). A su llegada a Greenock fue varado para una inspección preliminar, limpieza y pintura del casco, que recuperó su color negro original.
Fue remolcado hasta Glasgow y rebautizado con su nombre original, en presencia del alcalde de Glasgow y del cónsul de España En marzo de 1997 se enviaron desde el Arsenal de la Carraca y desde Sevilla el juego completo de mástiles y vergas originales y se comenzó la instalación de 1000 metros cuadrados de cubierta de madera procedente de África.

Con un presupuesto de final de 2,1 millones de libras esterlinas, financiados por la National Heritage Lottery Found, el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, el Ayuntamiento de Glasgow y la Agencia de Desarrollo de Glasgow, se llevó a cabo el proyecto de restauración total del buque, en el curso de la cual, para comprobar el estado del casco fue retirado el cemento colocado en la sobrequilla como lastre durante su trasformación en buque escuela. Terminadas las obras de restauración, se volvió a lastrar con cemento, pero contenido en viejas barricas de whisky.

Sus propietarios, intentaron recuperar el mascarón original, que permanece expuesto en La Graña (Ferrol) y al no conseguirlo encargó una réplica por 12.000 euros. La respuesta obtenida de en tono de sorna, fue que no se devolvería el mascarón, mientras los británicos, no devolvieran Gibraltar. Además del mascarón, se conserva en España un pescante de botes completo en La Graña. En el museo naval de Ferrol se conservan la mesa y las sillas de la cámara de oficiales, así como la bomba real y los puños de las velas de capa del buque. En el Museo Marítimo de Barcelona se conservan los muebles del camarote del comandante, que no son los originales, ya que fueron sustituidos en 1941. Para ver y leer más sobre el Galatea dirigirse al blog anteriormente mencionado.

Breve descripción del Galatea
El Galatea, nombre original, Glenlee. Glenn significa desfiladero entre valles y Lee: viento. Cada uno puede unir esas palabras y elegir una tradución en español para denominar al Galatea.
Existen en la actualidad otros tres buques, algunos más antiguos que el Galatea, que fueron construidos en los mismos astilleros, salvados del desguace y convertidos en museo marítimo. Uno se encuentra en San Francisco, otro en Filadelfia y otro en las islas Hawai.
A principios de diciembre de 1896, botadura del buque en el astillero Anderson Rodgers de Glasgow con el nombre de Glenlee.
En 1919 fue adquirido por Italia Augustella y Carastella. El 14 de diciembre de 1922 entra en Cartagena y se le rebautiza con el nombre Galatea.
Posteriormente fue conducido a Cádiz para convertirlo en Buque Escuela de Guardiamarinas en los astilleros Echevarrieta y Larrinaga, según consta en contrato de 30 abril de 1923, donde fue adaptado como buque escuela de guardiamarinas y siendo su primer comandante el Capitán de Fragata Don Ramón Martínez y Del Moral.
Una vez realizados las reparaciones y reformas como buque de instrucción, comienza sus viajes haciéndose a la mar en el año 1925.

En el año 1928 sufre una segunda reforma consistente en el cambio de sus motores y un grupo electrógeno de respeto de corriente continua. Y es relevado por el Juan Sebastián de Elcano.
Durante la guerra mundial el Galatea, para distinguir la nacionalidad de su pabellón, ostentaba en ambas bandas de su casco sendas banderas de España.
Recién acabada la guerra civil, y por razones obvias en una España maltrecha y con importantes necesidades económicas, el número de aprendices llegó a ser reducidísimo, aunque poco a poco el Galatea va realizando de una manera más constante sus navegaciones de instrucción.
El mal lastrado que se hizo en su quilla para bajar el centro de gravedad a fin de que ofreciese buenas condiciones marineras impedía el correcto tratado de su obra viva lo cual, unido al mal estado de sus fondos, fue decisivo para dejarlo amarrado al Arsenal Militar de Ferrol al acabar su último viaje el 15 de diciembre de 1959. De allí pasó en 1970 a la estación Naval de La Graña donde seguiría formando a los futuros contramaestres de la Armada.
E
n 1981 se desaloja definitivamente y se comienza a decidir que hacer con el buque ye n 1985 se lleva a Sevilla para que forme partde de la Expo 92.En 1992 se decide subastarlo y en 1993 se lleva a Glasgow

COMANDANTES Y CARACTERISTICAS
Primer comandante: Ramón Martínez del Moral 1922- 1923. Ultimo Juan Garat Núñez 1978-1980
 
Eslora........................................... 94,57 metros contando el bauprés
Manga...........................................11,41 metros
Puntal............................................8 metros.
Calado medio ...............................6 metros
Desplazamiento............................2.800 toneladas,
Velas..............................................2.800 metros cuadrados de trapo
Motores ........................................2 motores Diesel de 800 caballos, 8 nudos.
Velas..............................................Una veintena de velas, alguna más en contadas ocasiones
Altura arboladura........................ La altura de tope del palo mayor 54 metros


VELAMEN
Las velas del Galatea se hallaban repartidas entre sus tres palos, y el bauprés situado a proa y sobre el mascarón del buque. Como se ha mencionado en el anterior apartado, las velas de las que disponía el bric-barca se repartían entre el bauprés, trinquete y mayor cruzados y mesana (palo situado más a popa) sin cruzar y formado solamente por macho y mastelero. Los palos cruzados tienen dobles las vergas de gavia y juanetes y están formados por machos, masteleros y mastelerillos. A continuación, y de proa a popa, se enumeran los palos y su correspondiente aparejo.
 
Bauprés: foque de fuera, foque de dentro, contrafoque, petifoque y trinquetilla.
Trinquete: trinquete, velacho bajo, velacho alto, juanete bajo y juanete alto ó sobrejuanete.
Mayor: mayor, gavia baja, gavia alta, juanete bajo, juanete alto ó sobrejuanete, estay de gavia baja, estay de gavia alta y estay de juanete.
Mesana: cangreja, escandalosa, estay de mesana y estay de perico. Formando parte de la maniobra de este palo cabe enumerar el Espardel, que abarcaba la zona de maniobra del mesana donde se alojaba el triángulo de capa.
No lleva instalación para dar alas ni rastreras.

El antecesor del Galatea, la corbeta Nautilus.
Al hablar del Galatea, no podemos olvidar al buque que sustituyó en la formación de las especialidades netamente marineras, o sea aquellas que formaban a los marinos para desempeñar el trabajo del arte de la navegación. Este buque también fue construido en Glasgow y era un bonito velero. Pues aquí vamos a contar unas anécdotas que bien merece la pena no olvidar.



La corbeta “Nautilus” era el clíper inglés Carrick Castle construido en Elder, Glasgow en 1.866 y adquirido por el Estado Español por iniciativa de D. Fernando Villamil y Fernández Cueto para convertirlo en buque escuela de la Armada Española y cuyo conste fue de 60.000 pts.

Después de someterlo a diversas obras de acondicionamiento y dotarlo de un mamparo de choque en Cádiz, emprende un viaje de circunnavegación alrededor al Mundo, zarpando de Ferrol el 30 de noviembre de 1892 y entrando por la boca de la ría de Ferrol el día del Carmen, el 16 de julio de 1894.
Una vez hubo formado varias generaciones de oficiales y marineros y tener sobre sus cuadernas muchas millas de navegación fue dada de baja en 1932 en La Graña, vendida en 3.000 duros de plata  y desguazada en la  la estación naval antes mencionada.


La corbeta Nautilus saliendo de la Habana 24.06.1908
A las dos de la tarde, del 9 de julio de 1908, se oyó la voz de ¡babor y estribor de guardia!. El remolcador tomó las estachas y lentamente fue moviendo al "Nautilus" fuera de la bahía, pasando frente al "Morro" y "La Cabaña". Todo el Malecón habanero, desde la calle de San Lázaro, a los muelles de Luz, y las azoteas de los edificios se encontraban llena de público. Al quedar libre el "Nautilus" fuera de la bahía, se fue alejando lentamente, los últimos barcos que lo iban acompañando se fueron retirando, las sirenas sonaban, las campanas de las iglesias cercanas lo despedían.
El recuerdo de la visita de los marinos españoles había quedado en el corazón del pueblo cubano.

La “Nautilus” fue la única unidad de la Armada Española, en la que su tripulación fue premiada con cuatro Laureadas de San Fernando, pero no conseguidas en acciones de guerra, sino en lucha por la supervivencia contra los elementos atmosféricos que amenazaban con llevárselos a los abismos oceánicos y estos cuatro Laureados eran naturales de Corme, Santa María de Neda, Estaca de Bares y Ferrol. Tres de estas Laureadas se cosecharon en la misma acción.
En las primeras horas del día 14 de diciembre de 1913 bajo el mando del capitán de fragata Don José Cervera y Rojas, como oficial de derrota el teniente de navio. D. Miguel Angel Liaño y oficiales de los palos los alférez de navío D. Guillermo Díaz del Río, D. Trinidad Mates y D. Pedro Fontela Maristany, zarpa de los Caños de la Carraca, Cádiz con 470 hombres en su tripulación entre oficiales, suboficiales, aprendices y marineros para hacer un viaje de instrucción con la siguiente ruta: Cádiz, Cabo San Vicente, Tarifa, Gibraltar, Cádiz, Ferrol y Cádiz.


Trascurre la navegación sin incidencias, cuando en la medianoche del 23 de diciembre a 80 millas del cabo Finisterre en rumbo a Ferrol comienza a bajar la presión barométrica, las olas aumentaban de tamaño azotando el barco y el viento adquiría cada vez mas fuerza impidiendo la normar navegación, las velas se iban hinchando peligrosamente y la mar barría todo lo que se encontraba sobre la cubierta. Ante el inminente peligro de zozobrar, el cabo de mar Saleta intenta subir a los palos en compañía del preferente de mar de segunda Modesto Fontella para degollar las velas, acción que es impedida por el comandante de la nave.

Sigue una noche espantosa, pero a las 8 de la madrugada del día 24, el cabo Saleta, desoyendo las ordenes y pensando en la salvación de su buque y de sus compañeros, trepa por los flechastes del palo trinquete armado con una hacha de abordaje, un pasador chico y una navaja y pese a los bandazos que daba el velero, logra mantenerse en pie sobre la verga y con desprecio a su vida, logra degollar las velas, comenzando el velero a recobra la estabilidad, a la vez que sus compañeros empezaron a tener esperanzas de salvación. Al mismo tiempo que se disponía subir a otros palos para repetir la operación, gritó a los timoneles ¡ Navegar a la mar¡ , con lo que se favorecía la labor que pensaba llevar a cabo. 

Personal de la dotación del Nautilus

Pero no tardaron en unírsele los bravos marineros Blanco Paz y López Pérez, los tres con desprecio de sus vidas, se encaraman al palo mayor y mesana, picaron el velamen y pese al fuerte temporal que ponía en peligro sus vidas, consiguieron envergar los tres triángulos de capa y aguantar así el resto del velamen que quedaba y capear el temporal, operación que realizaron con gran maestría y con lo cual, la “Nautilus” pudo arribar al puerto de Vigo el 29 de diciembre.
Una vez en Vigo, el comandante informa de los hechos al Gobierno y a propuesta del Consejo de Ministros de acuerdo con la ley de 18 de mayo de 1862 y de acuerdo con el punto 25 del artículo 26 de dicha ley se declaran los hechos como de guerra, y se propone a los tres marineros para la concesión de la más alta condecoración española, la Real y Militar Orden de San Fernando.
Celebrado el correspondiente juicio contradictorio, el Rey por Real Decreto de 19 de diciembre de 1914, concede la Cruz Laureada de San Fernando al cabo de Mar, D. Francisco Rodríguez Saleta, cabo de Mar. D. Antonio Blanco Paz y al marinero D. Baltasar López Pérez. La cuarta Laureada se le concede a Francisco Navarrete Ceniza.
Estos son los hechos que en esta otra nevegación les hicieron acreedor de tan preciada condecoración.

Había salido de la isla caribeña de La Martinica con rumbo a Santander y estaba al mando del capitán de corbeta D. Manuel de Mendívil y Elio.
He aquí el relato de la hazaña protagonizada por el segundo contramestre Navarrete:
Cuando se encontraba en el 27 de julio de 1921 en la posición 40º 40´ latitud Norte y 20º longitud Oeste fue alcanzada la corbeta por un fuerte ciclón, pero el comandante ya había recelado del mal tiempo y en la tarde del 26 metió el aparejo para dejar el buque marinero y poder capear el temporal en la noche del 26 al 27, pero en la madrugada saltó la brisa del SE. que se fue entablando y refrescando de tal modo que a la una de la madrugada y ciñendo las gavias, solamente se anduvo tres millas, iniciando un rápido descenso del barómetro que llegó a tres milímetros continuando después la bajada rápida mientras el viento refrescaba hasta hacerse duro y racheado. 



Mandó el comandante meter las gavias altas y las mayores, y a la expectativa cerró la capa  de la amura de estribor con do foques, velacho bajo, gavia baja, estay de gavia  y la cangreja en tres puños.
A las seis de la mañana mandó envergar la triquetilla al punto que se rifaba uno de los foques, y a la media hora el viento era huracanado y aunque el buque tomaba bien la capa, el mar le destrozó el bote número tres y el cuatro y en el trascurso de una hora el viento roló del S.E. al N.N.O. por el Norte, continuando la bajada del barómetro y aumentado la ma,r por lo que de seguir así se metería en vértice del huracán donde sería segura la perdida del buque.

El comandante ordenó romper la capa y correr en doce cuartas por estribor, y  para facilitar esta maniobra, mandó dar el trinquete que también se rifó, pero consiguió vencer el punto muerto permitiendo que el barco arribase hasta tener el viento por la aleta, pero también se rifaron el foque y el estay de gavia, por lo que corría el peligro de atravesarse

Concluida la maniobra de envergar la trinquetilla se restableció el equilibrio, pero a continuación se rifó el velacho bajo y se quedó con la trinquetilla y gavia baja andando once milla y equilibrando la orza con el timón y con el fin de dar descanso al timón, ordenó dar otra vela a proa para restablecer el equilibrio.

Mandó envergar y cazar el velacho de respeto, para lo cual hubo de que subir a picar las relingas de las que se habían rifado y  que gualdrapeaban con furia e impidiendo la maniobra.  Entonces demostrando un valor heroico saltó voluntario el contramaestre Navarrete seguido de su compañero Díaz y Rodríguez y le marinero Chacartegui consiguiendo picarlas y envergar la vela nueva continuando la corrida y por lo tanto, comportándose el barco de una forma admirable. Al  comenzar a subir el barómetro y alejarse el buque del vértice y de esta manera amainando el temporal,  pudiendo gobernar la rumbo en la mañana del 28.

El comandante pone los hechos en conocimiento del Ministro de Marina y sonpropuestos para el ingreso en la Real Orden de San Fernando los contramaestres de Segunda D. Francisco Navarrete Ceniza, D. Santiago Díaz López y D. José Rodríguez Seoane y al Marinero de Segunda D. Cruz Chacartegui Arrida,  que voluntariamente y revelando que en todo momento que los hechos que realizaban no tenían mas impulso que sobre ponerse al peligro que amenazaba a la veterana corbeta, y que  sino hubiesen podido  arranchar el  aparejo en condiciones marineras que estimaba su experto comandante,  no hubiesen podido salvaron al buque del peligro que corría y con él su dotación.

Visto el informe del Comandante, se premia a la dotación con diversas cruces al Mérito Naval y previo juicio contradictorio y por Real Decreto de 7 de mayo de 1924, por ser el primero en acudir voluntario al sitio de mayor peligro que en esos momentos eran las vergas del trinquete y velacho, S.M. el Rey otorga al segundo contramaestre D. Francisco  Navarrete y Ceniza la Cruz Laureada de la Real y Militar Orden de San Fernando.

Biografías

D. Francisco Rodríguez Saleta
Nació en la localidad coruñesa de Corme el 3 de junio de 1890 y fallece en La Coruña el 3 de mayo de 1949. Ingresó como aprendiz de marinero en la Armada el 1 de enero de 1910 y embarca como cabo de mar en la corbeta Nautilus cuando el 23 de diciembre de 1913 protagoniza junto con otros dos compañeros la hazaña que les haría merecedoras de la Cruz Laureada de San Fernando.

Continúa navegando en diverso buques de la Armada. El 30 de enero de 1933 es nombrado Agente de Segunda de la Policía Marítima (cuerpo ya extinguido). El estallido de la Guerra Civil le coge destinado en la Comandancia de Marina de La Coruña a los ordenes de D. José Contreras Franco y se suma a las fuerzas alzadas del general Franco. Y es nombrado patrón de loas bous requisados para el servicio de la Marina y los conduce a Ferrol.

Es nombrado Jefe de la Guardia Militar de los buques mercantes “Paco García”, Don Quijote de la Mancha” y “Ricardo Espino” levando provisiones hasta Luarca con destino al Ejército de Galicia que operaba en Asturias y posteriormente embarcó en los buques Hernia”, Llodio” y “Galicia” .
Al término de la contienda es destinado a la comandancia de La Coruña y el 3 de noviembre de 1945 es nombrado Celador de Puerto y Pesca y un año mas tarde asciende a Celador de Primera, equivalente a Alférez de Navío y posteriormente a Celador Mayor y ocupando dicho puesto en la Comandancia Militar de Marina de La Coruña, le sorprende la muerte. Estaba casado con Dª María del Carmen Facal Pasandín y tenía cuatro hijos.

D. Antonio Blanco Paz
Nació en Santa María de Neda, La Coruña, el 19 de febrero de 1890. Ingresó en la Armada como aprendiz de marinero el 1 de septiembre de 1906 y después de pasar por las diversas categorías, asciende a cabo de mar y embarca en la corbeta Nautilus donde se hace hacedor de la mas alta condecoración española por la hazaña protagonizada en compañía de dos compañeros en 23 de diciembre de 1913.
Asciende a segundo contramaestre el 5 de enero de 1914 y el Rey le envía una fotografía dedicada.
En 1920 contrae matrimonio en Puerto Real, Cádiz con Dª María Fernández Osuna y en 1930 es destinado a la carabela Santa María al mando de D. Julio Guillén.
En 1931 es ascendido a Contramaestre de Primera, equiparado a Alférez de Fragata y pasa a situación de retiro extraordinario al acogerse a la Ley de Azaña.

 Al estallar la Guerra Civil de 1936 se suma a las fuerzas de Franco en Cádiz y se pone a las ordenes del Almirante D. Pascual Cervera Valderrama y es nombrado Alcalde de Puerto Real.
El 4 de abril de 1943 es ascendido a Teniente de Navío y a Capitán de corbeta el 15 de enero de 1948 y de acuerdo con los beneficios que le concede el Artículo 32 de la Real y Militar Orden de San Fernando, el 30 de junio de 1951 es ascendido a Capitán de Fragata.

A lo largo de su vida militar estuvo embarcado en los siguientes buques: corbetas escuelas “Villa de Bilbao”, “Nautilus”, acorazado Pelayo, crucero Extremadura, remolcado A-1, torpedero Bonifaz, carabela Santa María y destructor Churruca y aparte de la Laureada de San Fernando, estaba en posesión de las siguientes condecoraciones: Medalla de Marruecos, Cruz del Mérito Naval y Placa de San Hermenegildo.
Falleció en Puerto Real, Cádiz, el 27 de agosto de 1956.

D. Baltasar López Pérez
Nace en el puerto coruñés de Vares el 6 de marzo de 1891 y fallece en mismo lugar en la década de los sesenta.
Ingresa en la Armada el 27 de abril de 1911 como aprendiz de marinero prestando sus servicios en el Arsenal de Ferrol y una vez ascendido a marinero de primera embarca en la corbeta Nautilus con la que efectúa diversos viajes y el 23 de diciembre protagoniza junto con dos compañeros mas la hazaña que le valdría la obtención de la Cruz Laureada de San Fernando.

Una vez licenciado, regresa a su pueblo y aún poseyendo la mas alta condecoración y debido a su modestia trabaja como peón caminero en las obras de la carretera que se estaba construyendo desde El Barquero al Semáforo del Cabo de Estaca de Vares. En 1921 solicita y obtiene el ingreso en el Cuerpo de Vigías de Semáforos., donde va adquiriendo una buena formación cultural y es destinado a dicho semáforo donde pasa toda la Guerra Civil de 1936.

Al finalizar la guerra civil, es destinado como vigía al puerto guipuzcoano de Gueteria y, tras aprobar el correspondiente curso como especialista de la Escuela de suboficiales de San Fernando, Cádiz, es promovido al grado de Vigía de Segunda en las mismo puerto de Guetaria y en 1941 es ascendido a Vigía de Primera y destinado al Faro de Estaca de Vares. Allí soporta las duras las condiciones meteorológicas de dicho cabo en una época de malas comunicaciones y medios de subsistencia muy escasos y con solo el consuelo y la satisfacción más íntima del deber cumplido y la Cruz Laureada de San Fernando cosida al uniforme, al no tener  dinero para comprarla compañeros.  Se retira en 1956.

Su muerte fue muy sentida entre sus vecinos por la gran estima que le tenían por sus cualidades humanas. Los medios de comunicación provinciales le dedicaron sendos artículos necrológicos y la Revista General de Marina le dedicó unas líneas.

D. Francisco Navarrete Ceniza
Nace en Ferrol el 13 de diciembre de 1889 e ingresa en la Armada el 23 de septiembre de 1905 y tras obtener el grado de cabo de mar, embarca la corbeta Nautilus en julio de 1921. Se encuentra de segundo contramaestre en dicho buque cuando el 21 del mismo mes, cuando en la travesía desde la isla caribeña de la Martinica a Santander en medio de furioso temporal, se hizo acreedor de ingresar en la Real y Militar Orden de San Fernando.
El segundo comandante Duque del Santo Mauro, le regaló la Cruz Laureada de San Fernando que llevaba cosida al uniforme.

Al proclamarse la República, se acoge a la Ley de Azaña y pasa a la situación de retiro extraordinario con fecha de 9 de diciembre de 1931.
Al estallar la Guerra Civil de 1936, se presenta a las autoridades de la Marina del general Franco y es destinado a la zona de Levante donde presta diversos servicios, entre ellos los de rastreo de minas formando parte de la tripulación del Sálvora, hasta que este buque fue desguazado en septiembre de 1939.
El 25 de julio de 1939 solicita continuar en el servicio activo y es ascendido a oficial primero. El 7 de enero de 1941 ingresa en el Cuerpo General de la Armada como Alférez de Navío.El 30 de septiembre de 1944 asciende a Teniente de Navío y el 7 de septiembre de 1948 a Capitán de Corbeta y es nombrado Ayudante Mayor de la Comandancia Militar de Marina en Ortigueira.

Con motivo de la asistencia a una comida organizada en Cedeira en homenaje al Ministro de Marina D. Salvador Moreno Fernández, también Caballero Laureado, un comensal le preguntó porque no llevaba una igual que el Ministro, a lo que respondió que cuando se la concedieron necesitaba el dinero para dar de comer a su familia.
El general Lobo Montero, abrió una suscripción para regalarle una Laureada y el pueblo de Cedeira respondió al llamamiento, pero cuando le la iban a entregar en un homenaje el día 14 de mayo de 1954 unos días antes falleció. Los generales Lobo Montero y Suances Viñas, el alcalde de Ortigueira Luciano Blanco le entregaron la Condecoración a su viuda Dª Carmen Rodríguez en un emotivo acto.